En la ultima asamblea de colegiales, el sabado, varias personas se refirieron recurrentemente al tema del miedo; esto no habia ocurrido anteriormente; y ahora estan circulando algunos mails en la lista sobre la misma cuestion. aqui una muestra, de una americana que vive aqui y viene a la asamblea.
-----Mensaje original-----
Hola Vecinos:
Un poco más sobre el tema del miedo que algunos han introducido en la asamblea de ayer:
Yo normalmente no soy una persona miedosa, pero me levanté esta manan a las tres con un ataque de pánico.
Hay que hablar de esto.
¿Que miedo es esto, me pregunté? ¿El miedo mío? Un miedo de estar lejos de mi país y familia y saber que dentro de una manifestación no le va a importar un pito a alguna cana con una Itaka a mi espalda si soy norteamericana o Argentina, periodista o turista, piquetero o asambleísta? ¿El miedo de no saber si en cualquier momento mi familia y amigos tan lejanos pueden morir en un nuevo ataque terrorista? O es el miedo de ustedes, que han vivido épocas que yo nunca he vivido pero que yo siento presente, siempre presente y pesado en el aire que todos respiramos? Bueno, supongo que fue nuestro miedo, el miedo de todos. El miedo en este momento es esto: el aire que respiramos. No hay mascaras ni limón ni pañuelos que nos protejan de este miedo. Es un miedo viejo y corrupto, podrido y paralizante, un miedo de memoria y fantasmas.
Me levanté esta mañana y por un instante estaba Darío Santillán, corriendo de la cana. Por un instante estaba muchos, muchos mas.
Hay que hablar de esto.
Me dimos cuenta del miedo de la asamblea cuando nos reunimos Jueves para la marcha: las caras mas angustiadas, las voces mas serias, las preparaciones cuidadosas.
Pero también me dí cuenta que después de caminar juntos algunos cuadras, cantando, hablando, golpeando las cacerolas, que me habitan ido el miedo. Y al final de la noche, con 12,000 otros en la Plaza que quizás también habían tenido miedo, se me fue el miedo y fue remplazado por una sensación de seguridad y de éxito.
Ellos--y todos sabemos quienes son "ellos" aunque también todos tenemos un poco de "ellos" en nosotros--quieren imponer el miedo como la seguridad, como si estos dos cosas tienen que ir juntos. La seguridad de quedarse adentro en todo el sentido de esta frase, quedarse ensimismada, quedarse en no te metas, quedarse en por algo será.
Recién he visto la eficacia de la táctica del miedo como seguridad en mi propio país, cuando el gobierno se pusieron de hablar de "una nueva amenaza terrorista" en el momento que mucha gente estaba preguntando sobre cuanto sabía el gobierno de los eventos de 11 Septiembre. Una versión yanqui de no te metas.
Y lo veo otra vez acá con la atención de los medios sobre los "delincuentes" y "los violentos piqueteros", en los discursos de "mano duro" del gobierno.
Que suerte que tengo de observar y conocer en los más profundos rincones de mi cuerpo, el miedo de dos países a la vez. Quizás por eso me levanté esta mañana con un ataque de pánico.
He notado que desde la semana pasada el lenguaje que estamos usando está cambiando. Parecen mas las palabras "lucha", "guerra", "violencia", "non-violencia" "guerrero". Y parece gente como Clara que no quieren volver a estos tipos de palabras, que quieren inventar un lenguaje nuevo.
Me parece bien, como vecinos o como compañeros, que seguimos cuestionando el uso del lenguaje, que seguimos examinando o reexaminando los valores de las viejas palabras mientras que también inventamos un lenguaje nuevo.
Tampoco es completamente mal, el miedo. Porque el miedo nos une, y quizá nos une con personas con las cuales sería mas difícil si no tuvimos un poco de miedo. Quizá sería posible de superar el individualismo o el partidiarismo en el reconocimiento que todos tenemos miedo y en la búsqueda de alianzas que nos protegerían contra los que quieren usar el miedo como herramienta de poder.
Frente a este miedo unificador muchas de las peleas y discusiones que tenemos me parecen ridículos, síntomas de lo que pasa cuando el miedo nos dividimos en lugar de unirnos. Pero también veo que estas peleas interminables han sido necesarias por sacar de nosotros un poco de la angustia, del miedo, y de los deseos de crear algo nuevo.
Lo raro de lo que pasó cuando me levanté esta mañana con tanto miedo es que casi simultáneamente, o justo antes, o justo después--no me acuerdo--me sentí una sensación de certidumbre casi feroz. La certidumbre que estoy en el propio país, con la propia gente, haciendo la propia cosa. La certitud de que todo que estamos haciendo como vecinos y como asambleístas vale para algo.
Los Chinos y los Incas y mucha gente mas sabia que yo han dicho que cada cosa contiene su contrario, su opuesto. En este sentido, con tanto miedo en la asamblea es obvio que tenemos mucho coraje. Coraje, una de estas palabras antiguas, que viene del "corazón."
Dans mon message précédent (« Après le 27 juin »), j'avais essayé de montrer, à l'aide d'un témoignage, comment le mouvement assembléiste est encore vécu intensément à Buenos Aires, et aussi comment l'optimisme y est ressenti et fondé. Dans le message ci-dessus, avec le même niveau d'intensité, on pourra remarquer l'arrivée de la peur, qui jusque-là faisait défaut à ce mouvement qui se comportait comme s'il était invincible. L'opposition entre ces deux textes, de tenue fort inégale, doit être prise comme un instantané d'une étape particulière dans le cours de ce mouvement qui mérite une analyse plus approfondie. Ceux qui s'arrêteront davantage à leurs scories idéologiques évidentes qu'à ces tentatives de décrire l'authenticité d'un moment historique seront, dans nos parties du monde plus dociles, ceux qui ici aussi s'intéressent davantage à l'idéologie qu'à l'histoire.
Il faut donner raison, il me semble, à ceux qui trouvent que les assemblées à Buenos Aires sont très affaiblies. En ce sens aussi, l'attaque par les forces de sécurité contre les piqueteros du pont Puyreddon aura été un révélateur. Le gouvernement a voulu tester, semble-t-il, l'affrontement direct, qu'il avait, depuis décembre 2001, prudemment évité. La réaction piquetero-assembléiste a été faible sur deux plans : la mobilisation de la manifestation du lendemain a été très limitée (entre 15 000 et 50 000 manifestants, on est loin de décembre) ; et surtout la victimisation, la vieille phraséologie du martyrisme, l'indignation moraliste de ce que le gouvernement ait pu tuer des gens qui se déclarent ouvertement ses ennemis, et agissent en tant que tels, vieille rhétorique de gauche qui embaume toutes les défaites de son dégoulinant fatalisme faussement digne. Enfin on peut utiliser l'Interbarrial (où la délégation a permis de faire l'économie de la mobilisation à cette middleclass frondeuse qui se décourage vite) comme baromètre de l'affaiblissement : si, sur plus de 250 assemblées du grand Buenos Aires, seules 32 étaient venues à cette apothéose de l'impuissance le 23 juin, l'affrontement du 27 juin et la manifestation du lendemain n'en ont guère mobilisé que 10 de plus au round suivant, le 30 juin, apothéose du discours avorté.
Mais si les assemblées sont très affaiblies, elles ne sont pas encore vaincues, et elles occupent toujours les carrefours des voitures et des pensées. Il faudra bien, pour le gouvernement argentin, s'en débarrasser ou redouter la fin de l'hiver austral. Et il faudra bien, pour l'information dominante, continuer à couper les liaisons entre Tizi-Ouzou et Buenos Aires, ce qui reste facile tant qu'elles passent par Paris, Madrid et New York et qu'on peut les détourner par des corrosifs aussi puissants que l'économie, l'Islam, le terrorisme et la morale middleclass.
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