Après le 27 juin (Anonyme)


 

Me siento a escribir una charla en conjunto.

En principio ayer éramos más de 30000 sin lugar a dudas. De los cuales creo que la mitad conformaban asambleas. Clarín ha prohibido el uso de los términos asamblea y asamblearios en sus notas. Y desde otras latitudes nos ven como la superación del zapatismo. (Además de pensarnos como en una suerte de guerra civil sorda y tapada).

Estos datos sueltos más otros que podríamos agregar - la convocatoria de las asambleas, sin la estructura de un partido, se hizo de un día para otro, por ejemplo - señalan no sólo nuestra existencia concreta (de nuestra asamblea, de la que tanto se dice que está en plena caída libre hacia la nada, la cueva o lo que fuera, éramos 35) sino que creo indica un impulso nuevo, un salto dentro del mismo salto, un tour de force en el mismo vacío, que por fin sintoniza con el momento distinto que desde hace tres meses estamos viviendo.

La sensación de ayer - para mí, al menos - es que los que estábamos en congreso y en la plaza del pueblo no estábamos como el 19-20 de diciembre, ni siquiera como el 24 de marzo. Siento que hay un crecimiento cualitativo, una determinación distinta.

Más aún, ya no está ligada al número, por más que fue profusamente sentido y una caricia delicada el hecho de que fuéramos tantos. Cada uno de nosotros es valioso. Y nadie determina ese valor o su magnitud.

Es cierto que aquellas miradas que ponen tanto y nos subliman de tal forma los retratan más a ellos mismos que a nosotros, pero también es notable cómo los partidos están volviendo a las asambleas, que hay un muchos proyectos que se están planteando y concretando desde personas que participan de las asambleas ya liberados de las prehistóricas pirámides estructurales que obturaban toda iniciativa, también es evidente la cantidad de asambleas que ayer confluimos en la plaza y que los que estamos, seguimos estando y a pesar - y con - estos meses de confusión y oxidación.

"La experiencia la hace uno, no se puede crecer con la experiencia ajena": esta frase es una suerte de institución, paradigma, verdad revelada, que mucho daño ha hecho y sigue haciendo. La esperanza es que este estigma se rompa definitivamente; y eso siento que está sucediendo con las asambleas: estamos creciendo - y no exactamente en cantidad - a un ritmo - así sea espasmódico - vertiginoso porque estamos tomando nuestra experiencia histórica más la experiencia concreta de quienes están desde hace más tiempo tomando espacios negados.

Así el tiempo se ha incorporado al movimiento y ha dejado de ser una variable autista, ajena. O nosotros hemos dejado de ser…

¿Se necesitaba la muerte? Es la pregunta que escuché anoche. No hay una respuesta sencilla porque esto no es simple.

La desestructuración - de esa ilusoria libertad ligada a la cantidad o al individualismo - y el decantamiento y resignificación de las asambleas ya se venía produciendo desde hace un par de meses : esto viene sucediendo y continuará.

Los proyectos que han surgido y surgen de personas de asambleas, que atraviesan a éstas últimas en parte o totalmente, y buscan su expresión en aquello que esas personas consideran los espacios necesarios de ser trabajados, también continuarán.

Son estas actitudes, este hacer-pensar (HANSAR propongo como término-verbo no sintético mas de confluencia y acto : se invita a pensar algún otro) lo que pudo ser la fuente y la posibilidad de la convocatoria de ayer.

Fueron a través de los grupos que están trabajando en cuestiones concretas, en proyectos, por los que rápidamente se articularon nuestros viajes hacia la plaza del pueblo, tanto el de ayer como el de antes de ayer.

(Y ambas determinaciones no obedecieron a oradores y a discursos, tampoco a votaciones o a reproches sino a lo más simple y determinante : vínculos, relaciones, charlas y decisiones personales.)

Y sí, cuando la bestia (wekefu, en mapuche, una bestia que está tanto afuera como adentro) se mueve, por cierto no puede producir más que destrucción y muerte. (¡Aún en estado de inercia produce lo mismo así no nos demos cuenta!). Siento que la diferencia es que en estos meses hemos logrado - estamos logrando - (y siguiendo la concepción mapuche) acorralar, al menos, a nuestra bestia interna, y así los estertores de la bestia concreta quedan a la luz del sol. Todos nuestros actos están a la luz del sol también. Y a la larga o a la corta se definen y son definidos.

El borde también está allí: ya lo palpan nuestros pies, nuestra cabeza y corazón. Si nos ponemos a mirarlo, y nada más, asusta, neutraliza, detiene.

Por eso la mirada tendría que ser abandonada como sentido decisivo para dar este paso dentro de un nuevo espacio - tiempo, en medio de esta transición, de una edad del hombre a otra.

La frontera de nuestra palabra y concepción, de nuestros actos y sentimientos, ya no es capaz de contener esta experiencia multifrontal. Seguramente muchos nos sentiremos tontos y extrañamente balbuceantes - es que lo somos en este mapa desconocido, de más de 4 dimensiones.

Pero si el paso lo damos con dicha y con una ayuda de compinches - además de no darlo en soledad - no estaremos quejándonos de lo que dejamos sino felices por lo que conquistamos.

Un abrazo


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